15.7.11

LOS DIAS DEL ARCOIRIS


Una bella historia real de ilusión y esperanza en tiempos difíciles

Nico ve cómo se llevaban a su padre, el profesor, delante de toda la clase y recuerda que su misión principal es lograr que vuelva. Su enamorada, Patricia Bettini, le acompaña en su soledad y, con un acto imaginativo, lleno de humor, abren el camino a la libertad en un país cercado por la dictadura y el silencio.

La novela abarca ese fragmento de la reciente historia de Chile, que en 1990 vio partir, derrotado, al general Pinochet, quien en 1973 se apropió del poder en un golpe militar contra el Gobierno del socialista Salvador Allende.

El narrador, cineasta y filósofo se lamentó de que la celebración chilena de la libertad hubiera estado precedida de un largo período que costó la vida de "mucha gente honesta, honrada y valiente".

"En medio de la novela hay una frase de Dante que dice que 'es tan grande la virtud de lo que se desea, que por esa libertad hasta la vida se da", recordó Skármeta.

Es el caso de miles de chilenos que en "Los días del arcoíris" son representados por el profesor Paredes, que impartía clases de filosofía en un colegio de secundaria y quien apareció degollado tiempo después de haber sido detenido.

Una de las "sombras profundas" que Skármeta pintó en este título, que no opaca el sentimiento antipinochetista escondido en el corazón de los chilenos y que afloró con la convocatoria del plebiscito, es la campaña publicitaria con el arcoíris como símbolo.

Se trató de una creación de publicistas y artistas que se unieron para elaborar el mensaje de promoción del "no" al dictador en un espacio televisivo ofrecido a los opositores.

"No es una pieza de publicidad solamente, sino una obra de arte", opinó Skármeta, quien siguió aquella experiencia previa al retorno de la democracia, junto al expresidente Patricio Aylwin, ya en su país, del que se había marchado tras el golpe militar.

Skármeta está convencido de que con esta obra celebra algo muy sencillo: la certeza de que con la imaginación y la fantasía, con movimientos cívicos, se pueden superar los tiempos de grandes represiones y crear un ansia de libertad que prospera hasta la instalación de gobiernos estables y pacíficos.

En palabras de Skármeta, esa transición "fue un acto de bondad de los corazones, de dignidad de los corazones que mantuvieron vivo un no a Pinochet durante todo el tiempo de la represión, y un acto fantástico de los artistas que diseñaron esta campaña, deslumbrante por su ingenio, su dramatismo y su poder de convicción".

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