En París, de vez en cuando, llueve a cántaros y sopla el viento del norte
tan fuerte que parece no haber resquicio donde refugiarse. Como cuando las
borrascas llegan al corazón y no sabemos cómo ni dónde esperar a que escampe.
Para Aurélie las casualidades no existen. Una tarde, más triste que
nunca, se refugia en una librería y en un libro. Arrebujada en sus páginas,
Aurélie reencuentra la sonrisa que creía haber perdido para siempre. Y muchas
cosas más